Con la comida… Sí se juega. ¿Cómo lograr que los niños coman (de todo)?
Lo primero que debes de comprender es que los alimentos no solo tienen sabores. Un alimento despierta un conjunto de estímulos visuales, táctiles, gustativos, auditivos y olfativos. Por ejemplo, un cacahuete suena al masticarlo, un melocotón tiene un tacto especial, las lentejas huelen desde lejos, etc. El niño, cuando aprende a comer, está también aprendiendo a descubrir el mundo, percibiendo nuevas sensaciones a través de los sentidos. Y lo mismo le sucede con los alimentos.
Acercando al niño a los alimentos
El niño tiene que acercarse a la comida de forma lúdica, para descubrirla del mismo modo que descubren el resto del mundo que les rodea. Por eso es normal que se manchen o se ensucien. Necesitan experimentar con las características de los alimentos, su tacto, si es duro, gomoso, áspero, pegajoso, suave, frío, caliente, etc.
Todo esto lo descubren con las manos, la boca, el olfato y, en definitiva, a través de todos sus sentidos. Cuando movemos un alimento percibimos su olor, y eso también afecta al sabor o la relación que establecemos con ese alimento. Por eso es importante que el niño juegue o experimente, aunque sabemos que como padre puede ponerte un poco nervioso que lo ponga todo perdido. Se trata de encontrar un término medio y establecer unos tiempos para que el niño experimente (no en convertir la comida siempre en un juego, que es algo diferente). Cuando tu hijo empiece a probar alimentos, tendrás que tener paciencia e ir poco a poco.
La influencia de tus reacciones al comer sobre la relación de tu hijo con la comida
Algo importante cuando los niños aprenden a comer son los comportamientos y hábitos de sus padres o de las personas que tienen cerca. ¿Te has parado a pensar en qué cara o comportamiento tomas cuando tu hijo come? ¿Cómo es tu propia relación con la comida? Plantéate si comes rápido o despacio, si eres quisquilloso con los alimentos, si tienes un espacio y tiempo para comer, etc.
De hecho, como adulto puedes probar a jugar tú mismo con los alimentos para comprender las sensaciones del pequeño. Aplastar una fresa con las manos, tratar de coger con las manos la yema de un huevo, oler detenidamente los alimentos, observar las sensaciones al masticar cada textura… Así será más sencillo entender la curiosidad o las reticencias de tus hijos/as a ciertas comidas.
Jugar para que coman de todo, pero con ciertos límites
Aunque hablamos en este artículo de las bases para que el niño coma del todo y la importancia del juego, debemos de establecer ciertos límites. La rutina también es importante y habrá otros factores que influyan en el niño a la hora de comer (te los resumimos en un próximo artículo). Por ejemplo, no es lo mismo que el niño experimente con la comida a que tenga una rabieta y tire los alimentos por el suelo. Por eso debemos de encontrar un equilibrio entre la experimentación inicial con los alimentos, sobre todo con alimentos nuevos, y la rutina a la hora de comer.
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